Hoy me levanté cansado después de un buen fin de semana, sin muchas ganas de currar. Consulté el mail, actualicé el blog y visité por primera vez este lunes
facebook, para ver las últimas novedades de mis amigos. Y después empecé a relacionarme con las personas que me rodean. Así es el orden de las cosas.
La vida en internet es cada día más que importante y por lo tanto cómo nos mostramos al mundo en red. Nuestro blog, nuestro perfil en redes sociales, nuestros comentarios en otros blogs, fotografías y material que publicamos ... todo forma parte de nuestra identidad.
Por ello es vital que nos planteemos cómo queremos que los demás nos conozcan en Internet, y hasta qué punto debemos mostrar nuestros sentimientos, gustos y preferencias. De nosotros depende que nuestra intimidad exista o que seamos totalmente transparentes a nuestros conocidos, pero también a empresas de selección, futuros jefes o compañeros, amigos y enemigos.
Nosotros somos los dueños de esa información, pero muchas veces no somos conscientes de quien o para qué puede ser recogida y consultada. Es en ese punto cuando podemos perder el control de la finalidad para la cual la publicamos y, lo peor, del uso que se hace de nuestra privacidad.